La Jornada Jalisco:

El Lobby

RAÚL TORRES

Vanidades

Sucedió como tenía que suceder. Ignacio Parra, ambientalista del Grupo Vida, en Juanacatlán, y metido en la política de la mano de Convergencia para buscar la presidencia municipal de aquel ayuntamiento, montó en cólera cuando vio que le descolgaron una de sus propagandas y ahora amenaza hasta con demandar. Pero el ambientalista, que supo capitalizar su presencia en los movimientos sociales para colarse en la política, olvidó que el sitio donde estaba su publicidad es propiedad privada y ajena.

El asunto lleva más de fondo, y es que en ese mismo sitio es donde se realizará la Cuarta Asamblea Nacional de Afectados Ambientales los próximos 30 y 31 de mayo, y quienes preparan el evento han sido claros en su postura: no quieren políticos ni organizaciones que trabajen para los políticos metidos en la Asamblea, pues se trata de un encuentro entre personas que padecen cotidianamente las causas y efectos de la contaminación, pero no desde una visión clorofílica, sino como un todo que involucra el daño ambiental como una forma de despojo del territorio y decadencia del sistema político.

El caso es que tras hacer una y otra vez estos pronunciamientos, los organizadores se dieron cuenta de que en el lugar donde se reunían (y donde será la Asamblea) se exhibían sendas propagandas políticas (la de Parra y la de Manuel Salas, candidato del PRD por El Salto, quien, por cierto, hasta ahora se ha mostrado ecuánime con el tema) y pidieron permiso a la dueña del predio para retirarlas porque mucha gente estaba dejando de acercarse al considerar que se trataba de reuniones de proselitismo.

Cuando Parra, quien se dice “gente con mucho poder”, era todavía ambientalista sin el título de candidato, solicitó a nombre del Grupo Vida un permiso para poner dentro del predio ajeno una estructura donde se colocaría propaganda ambiental sobre la contaminación del río Santiago. Eso se hizo durante algún tiempo, pero llegado el momento electoral se ponderó la propaganda política.

La dueña del predio se mostró en desacuerdo con el cambio en la línea de la propaganda y se lo hizo saber al candidato, quien logró negociar que mientras se llevaban a cabo los preparativos para la Asamblea se retiraría la publicidad política, y pasado el encuentro podrían volver a colocarla. Sin embargo, cuando el candidato dejó de verse al pasar por la calle que lleva al puente de Juanacatlán, se sintió enojado y arremetió contra los organizadores de la Asamblea, a la que, dicho sea de paso, sólo podrá asistir como observador por ya pertenecer a un partido político.

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